Segundo os 245 folios de alegacións que a última formación abertzale presentou diante da Sala Especial do artigo 61 do Tribunal Supremo, Sortu é "absolutamente ajeno a cualquier clase de connivencia con la violencia y el terrorismo y por tanto, a dar continuidad a las conductas que provocaron la ilegalización de Batasuna". Na demanda, que asinan os letrados Iñigo Iruin e Adolfo Araiz, Sortu cuestiona que teña que producirse a disolución "definitiva y verificada" de ETA para que a ezquerda abertzale poda ter un partido propio, e asegura que "puede rechazar y condenar la violencia de ETA, pero no puede imponer su disolución".
No seu escrito de alegacións, Sortu nega que pretenda a refundación de Batasuna e os demais partidos ilegalizados "ni mientras subsista ETA ni cuando desaparezca". Polo contrario, asegura que nos seus estatutos materializase "una ruptura orgánica funcional y de actividad con los partidos ilegalizados". Neste senso, insisten en que a súa legalización conducirá ao fin da violencia no País Vasco e no Estado, porque os Estatutos "suponen la estrangulación definitiva de cualquier espacio social y político para que quienes la practican puedan continuar con su actividad, y cualquiera que sea el proceso de su desaparición, es evidente que esta se acelerará", engade.
Os promotores de Sortu sinalan que a Ley de Partidos "no contempla la exigencia de rechazar los crímenes pasados de ETA. Es ahora, con ETA en suspensión de sus actividades terroristas, cuando tiene auténtica trascendencia que desde la izquierda abertzale nazca una fuerza política que rechace de manera indubitada la violencia y el terrorismo de esa organización y contribuya con los demás agentes políticos y la sociedad en su conjunto a dejarla huérfana de cualquier respaldo social y político".
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